San Miguel Arcángel
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Foto: Fundación San José-Pesé
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San Miguel[1]
es uno de los siete arcángeles y aparece en
la Biblia, al igual que Gabriel y Rafael. La Santa Iglesia da
a San Miguel el más alto lugar entre los arcángeles y le
llama "Príncipe de la Milicia Celestial". ¿Pero qué quiere decir su nombre?
¿Cuál es su historia? Acá podrás saberla.
Miguel
quiere decir: ¿Quién como Dios? Es decir: ¿quién es tan grande, tan amable y
justo como Dios? Conociendo el significado de su nombre tal vez nos
preguntemos: ¿quién es San Miguel?, ¿de qué o de quién nos protege?, ¿cuál es
su misión?
Ya desde el
Antiguo Testamento aparece como el gran defensor del pueblo de Dios y su
poderosa defensa continúa en el Nuevo Testamento. Es representado como el ángel
guerrero, el conquistador de Lucifer, poniendo su pie sobre el
enemigo infernal, amenazándole con su espada o traspasándolo con su lanza.
Suele representárselo con una balanza, pues es defensor de la justicia y
su fiesta es la más antigua de las instituidas en honor de los
ángeles, la única que se celebraba en los primeros tiempos.
La cristiandad,
desde la Iglesia primitiva, lo venera como quien derrotó a Satanás y sus
seguidores y los echó del cielo. Es reconocido como guardián de los ejércitos
cristianos contra los enemigos de la Iglesia y como protector de los cristianos
contra los poderes diabólicos. Es conocido como el ángel de la plegaria y de la
adoración y, finalmente, presentador de las almas de los difuntos a la luz del
Paraíso, “la luz santa prometida a Abraham y a su descendencia”. En la
liturgia, la Iglesia nos enseña que este arcángel está puesto a custodiar el
paraíso y llevar a él a aquéllos que podrán ser recibidos allí. A la hora de la
muerte, se libra una gran batalla, ya que el demonio tiene muy poco tiempo para
hacernos caer en tentación, o desesperación, o en falta de reconciliación con
Dios. En este momento, San Miguel, está al lado del moribundo defendiéndolo.
San Miguel
es nuestro protector y para cumplir la misión de protector es necesaria, además
de del poder, otra cualidad: la bondad. Su bondad, es tan grande como su poder.
Bajo sus órdenes, todos los ángeles trabajan por la protección de los hombres.
Ahora cabría preguntarnos: ¿nosotros nos empeñamos tanto como ellos en nuestra
propia salvación?
Por otro
lado, San Miguel es nuestro modelo. Modelo de recogimiento y de unión con Dios.
Es modelo de inocencia y de pureza, no tiene sino pensamientos y deseos santos,
modelo de humildad, confiesa que Dios lo es todo y que toda persona debe quitar
de sí el orgullo, la ambición y la vanidad. Es también modelo de celo. Sólo aspira
a hacer amar a Dios y a Jesucristo, su hijo. San Miguel es modelo de dulzura .
El procede en todas sus acciones con perfecta calma y nos muestra claramente
que la modestia, la dulzura y la paciencia son las mejores armas contra
nuestros enemigos. En San Miguel encontramos el modelo de todas las
virtudes.
Se nos
enseña en la tradición que San Miguel preside el culto de adoración que se
rinde al Altísimo y ofrece a Dios las oraciones de los fieles simbolizadas por
el incienso que se eleva ante el altar. La liturgia nos presenta a San Miguel
como el que lleva el incienso y está de pie ante el altar como nuestro
intercesor y elportador de las oraciones de la Iglesia ante el Trono de Dios.
También hay que notar las apariciones marianas que han incluido manifestaciones
de San Miguel, su relación con la Eucaristía, y a la adoración debida a Jesús
Eucarístico y a la Santísima Trinidad.
San Miguel
en las Sagradas Escrituras
En el
Antiguo Testamento:
En el libro
de Daniel, Dios envía a San Miguel para asegurarle a Daniel su protección (Dn.
10,13 - 12,1) y guiar al pueblo de Israel por el desierto. En el libro del
Exodo (23,20), el Señor dijo a los Israelitas: «Yo voy a enviar un ángel
delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar
que te he preparado. Respétalo y escucha su voz...».
En Judas 9,
se observa a San Miguel altercando con el diablo y disputándose el cuerpo de
Moisés, que había muerto. En obediencia al mandato de Dios, San Miguel escondió
la tumba de Moisés, ya que la gente y también Satanás querían exponerla para
llevar a los Israelitas al pecado de idolatría.
También se
hace alusión a San Miguel en: 2 Mac. 11,6 y 15,22. En la actualidad, los
judíos invocan al Arcángel Miguel como el principal defensor de la sinagoga y
como protector contra sus enemigos. En la fiesta de la expiación concluyen sus
oraciones diciendo: «Miguel, príncipe de misericordia, ora por Israel».
En el Nuevo
Testamento:
Aquí
también el papel de San Miguel es muy importante pues continúa su poderosa
defensa. Con sus ángeles, libra la batalla victoriosa contra Satanás y los
ángeles rebeldes, los cuales son arrojados del cielo. Es por eso venerado como
guardián de la Iglesia. «Entonces se libró una batalla en el cielo: Miguel y
sus Angeles combatieron con el Dragón y éste contraatacó con sus ángeles, pero
fueron vencidos y expulsados del cielo...» Apoc. 12,7-9.
El honor y
la veneración a San Miguel, ha sido parte esencial de la vida de la Iglesia
desde sus inicios. Se le han atribuido innumerables beneficios espirituales y
temporales. El emperador Constantino atribuyó a este arcángel las victorias
sobre sus enemigos y por ello le construyó cerca de Constantinopla una
magnífica iglesia en su honor que se convirtió en lugar de peregrinación, donde
muchos enfermos recibieron sanación por la intercesión de San Miguel.
¿Por qué
necesitamos a San Miguel?
Como
remedio contra los espíritus infernales que se han desencadenado en el mundo
moderno, somos llamados a invocar y buscar la ayuda de San Miguel. Dice el
Cardenal Mermillod: "En estos tiempos, cuando la misma base de la sociedad
está tambaleándose como consecuencia de haber negado los derechos de Dios,
debemos revivir la devoción a San Miguel Arcángel y con el gritar: ¡¿Quién como
Dios?!"
"La
veneración a San Miguel es el más grande remedio en contra de la rebeldía y la
desobediencia a los mandamientos de Dios, en contra del ateísmo, escepticismo y
de la infidelidad." (San Francisco de Sales)
Precisamente,
estos vicios son muy evidentes en nuestros tiempos. Más que nunca necesitamos
la ayuda de San Miguel en orden a mantenernos fieles en la Fe. El ateísmo y la
falta de fe han infiltrado todos los sectores de la sociedad humana. Es nuestra
misión como fieles católicos confesar nuestra fe con valentía y gozo, y
demostrar con celo nuestro amor por Jesucristo.
Como
individuos, como naciones, como Iglesia, estamos en gran batalla espiritual. Es
nuestro deber de amor usar todas las armas espirituales para batallar con amor,
fortaleza y astucia. La Virgen dijo a la Venerable María Agreda: "Mi hija,
no hay palabras humanas que puedan describir el horror del mal que hay en
Lucifer y en sus secuaces; y cómo sus dardos están dirigidos a la destrucción
del hombre. Su gran malicia, su astucia, sus mentiras, sugerencias, sus
insinuaciones y tormentos se dirigen a la mente y al corazón humano. El trata
de aplastar toda obra buena, de destruirla, de esconderla. Toda la malicia que
su mente es capaz de poseer quiere inyectarla en las almas. Contra estos
ataques, Dios nos da su protección: si el hombre tan solo cooperara y
correspondiera.
En 1994,
antes de la Conferencia en el Cairo, donde se determinaban temas de gran
impacto para el futuro moral y social de la humanidad, Su Santidad Juan Pablo
II, pidió a todos los fieles católicos, que rezáramos la oración a San Miguel
por la intención de esa conferencia.
Si en
tiempo de tentación, tenemos el coraje de reprender al maligno y clamar la
asistencia de San Miguel, el príncipe de la milicia celestial, el enemigo por
seguro saldría huyendo. Si deseamos tener su protección, debemos imitar sus
virtudes, especialmente su humildad y su celo por la gloria de Dios.
[1]
Tomado
de: http://informe21.com/actualidad/hoy-es-el-dia-de-san-miguel-arcangel-conoce-su-historia
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